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10/10/2023
Desde que existen registros se observa una tendencia global creciente de las emisiones de CO2, más acusada desde mediados del siglo XX y ligeramente ralentizada en los últimos años respecto a la primera década de 2000, cuya evolución obedece principalmente al uso de combustibles fósiles y emisiones de la industria, con Asia como principal emisor mundial, con más de la mitad de las emisiones globales, destacando China como el mayor emisor de Asia y del mundo.
Los efectos de la acumulación de gases con efecto invernadero (GEI) se reflejan en la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos. Así, el año 2022 ha sido excepcionalmente cálido, superándose la temperatura media en torno a 1,15 ºC respecto al periodo preindustrial, lo que ha provocado un calentamiento oceánico récord, una mayor variabilidad temporal de las precipitaciones (con déficit en Europa, Asia Central, Australia, el norte y este de África, Sudamérica y Norteamérica, y extensas inundaciones en India y Pakistán), o aumentos en la salinidad, la acidificación y el nivel del mar. Por otra parte, el hielo ártico y antártico mostraban en 2022 niveles mínimos respecto a la media 1981-2010 (World Meteorological Organization 2022).
La intensificación del cambio climático redundaría en una agudización de la crisis de los recursos hídricos, puesto que cada 1 °C de aumento de temperatura podría suponer una reducción del 20 por 100 de los recursos hídricos renovables y afectar a un 7 por 100 adicional de la población mundial. La confluencia de las crisis provocadas por la alteración climática, conflictos geopolíticos (guerra de Ucrania) y presiones económicas (aumento de precios mundiales de alimentos del 60 por 100 desde 2020), unido a las restricciones al comercio, han generado una fuerte crisis alimentaria en 2022 por cuarto año consecutivo, de modo que 205 millones de personas necesitaban ayuda alimentaria urgente, frente a los 193 millones de 2021.
La consideración del cambio climático como principal impulsor de la migración por catástrofes naturales, así como una mayor coherencia entre políticas, instituciones, objetivos, indicadores y sistemas de medida, son elementos esenciales en el proceso de implementación del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres (2015-2030), habiéndose revisado este y otros aspectos en la última Conferencia de las Partes sobre el Clima celebrada en Sharm el Sheij en 2022.